miércoles, 27 de mayo de 2015

Vengo de Chile

Una de las cosas que más me gusta cuando viajo es compartir con la gente local. Inmiscuirme en sus realidades y compartir siempre que se puede como uno más. Comparar realidades, y compartir vivencias a veces tan distintas entre un kilómetro más allá o un kilómetro más acá, que cuesta creer que compartamos el mismo mundo. Eso es una de las grandes motivaciones para mí para seguir viajando. La ambición de conocer y querer vivir todas esas realidades que existen actualmente, también que existieron o existirán si es que en algún momento podemos acceder a esa información, más allá de la lectura, claro está.

De esta forma, afirmo con certeza que podemos tener muchas diferencias entre un pueblo y otro, pero siempre serán muchas más las similitudes con nuestros coterráneos. ¿Qué nos diferencia de nuestros países hermanos? La distancia, la cultura, idiomas-dialectos, pero nada más. Ni el color, ni las fronteras marcadas a fuego y sangre por la legalidad, representada en militares y policías ¿Qué nos une? Ser habitante de la tierra, ser vecinos, las relaciones internacionalistas que se dan cuando tenemos en las tierras que pisamos hermanos de otras tierras. El no mandar a nadie, ni tener bajo dominio a otros seres, habitantes de la tierra.

Es difícil hablar de tu país de nacimiento cuando no es tan bonito como se pinta afuera. Chile se vanagloria de tener un índice de crecimiento en alza y de una economía que destaca sobre el resto de los países latinoamericanos, pero de todo eso que provecho sacamos nosotros? mientras los mismos de siempre se llenan los bolsillos, nosotros tenemos que pagar hasta para tener un lugar donde caer muertos, es increíble que desde el nacimiento e inclusive desde antes: algo tan lindo como la gestación de una persona se transforma en un trámite burocrático y estresante por tener que lidiar con Isapres, Fonasa, seguro, licencias, etc. Estamos amarrados al sistema monetario desde antes de nacer y hasta después de la muerte. Pero tranquilo, somos los jaguares de Latinoamérica y vamos creciendo.

Hace varios días que me vengo enterando de la represión ejercida por Carabineros en algunas marchas que han acontecido en el país. El saldo: un estudiante moribundo que da la lucha por seguir con su vida. Horrible, estar a un paso de perder la vida por defender lo que corresponde por derecho.

Citando a Staylok, un rapero chileno: “vengo del Chile común y corriente, ese que no sale en comerciales de T.V.” Vengo del Chile donde se apalean estudiantes, donde el manifestarse no se garantiza como derecho, donde algunos defienden o trivializan la actitud de esos monstruos con uniforme siendo que siempre han sido perros del empresariado y los poderosos. Estos no son hechos aislados, esto pasa desde que existen las fuerzas policiales, en Chile y en todas partes del mundo. Los poderosos usando, sí, usando a miembros de las clases bajas para apalear a su mismo pueblo, para defender sus intereses, dándoles autoridad y unos cuantos beneficios por sobre el resto de la población y así tienen a los más fieles defensores de su modelo.

De ese país vengo. Vengo del Chile segregado, del Chile que la sufre, del Chile que vive endeudado, del Chile común y corriente, del Chile donde los estudiantes salen a marchar, y no saben si vuelven a su hogar, pero tranquilo, somos los jaguares del tercer mundo.